Travesía de Groenlandia Sur-Norte 2001


Ramón Larramendi prepara la expedición Groenlandia Sur-Norte apenas regresa de la anterior. Esta nueva travesía se convertirá en la expedición polar más rápida de la Historia realizada hasta ese momento. Sus participantes batirán el récord de distancia recorrida en una sola jornada: 421 kilómetros en 24 horas. En total, recorrerán 2.225 kilómetros en tan solo 32 días, cruzando la isla más grande del mundo de un extremo a otro.

Puesto que el viaje es mucho más ambicioso que el del año anterior, el vehículo requiere mejoras que se incorporan antes de la salida, como es el reforzamiento de las cometas con Kevlar,  la realización de cambios en los mandos para facilitar el trabajo del piloto o dotar de un mayor tamaño al trineo.

En esta ocasión, se logra el patrocinio de Tierras Polares y el programa de TVE ‘Al filo de lo imposible’.

Ramón Larramendi y José Manuel Naranjo  parten desde el glaciar de Qaleraliq, en el sur, a finales de abril de 2001, con una temperatura en el glaciar de 20 grados bajo cero. Desde el principio, resulta una travesía complicada. Los primeros días, porque los dos expedicionarios tienen el viento en contra y apenas avanzan aunque utilizan la cometa más grande que llevan a bordo, de 35 metros cuadrados. Más adelante, porque se desata un vendaval que acaba por llevarse una de las cometas y llega a poner en riesgo su vida.

Pero ras las eventualidades de los inicios, las condiciones atmosféricas mejoran y el Trineo de Viento vuelve a demostrar sus posibilidades permitiéndoles navegar a buen ritmo, entre 15 y 20 kilómetros por hora. Un día logran realizar 24 horas seguidas de navegación, batiendo entonces la nueva marca: 421 kilómetros recorridos en un día.

Cerca de la bahía de Melville cambian las condiciones del suelo y los sastrugi (ondulaciones en el hielo) que no eran de más de 20 centímetros hasta ese momento, se convierten en protuberancias que llegan a los 70 centímetros. El catamarán supera estos obstáculos sin grandes dificultades, una prueba de que el diseño, basado en la construcción tradicional esquimal, es el más adecuado para las tierras polares. Para saber qué tipo de cometa deben usar y cuándo las condiciones para navegar no son las idóneas, los expedicionarios utilizan un anemómetro (instrumento que mide la dirección y la fuerza del viento)

Una vez en las montañas de Thule, Larramendi y Naranjo superan nuevas dificultades para encontrar un camino de descenso, hasta llegar a un punto en el que deben abandonar el catamarán y buscar una ruta con esquís. Tras varios kilómetros de descenso, llegan a los alrededores del pequeño pueblo de Qeqertaq, en Thule, donde finalmente culminan la expedición con éxito. Larramendi cada vez está más convencido de que el Trineo de Viento funciona.