Travesía de Groenlandia 2000

Pruebas del primer catamarán eólico, antes de la primera expedición a Groenlandia.

Pruebas del primer catamarán eólico, antes de la primera expedición a Groenlandia.

La primera prueba de fuego del Trineo de Viento tiene lugar en los primeros días de agosto del año 2000, en una travesía de 600 kilómetros en Groenlandia, que sale de Nassarsuaq  y acaba en Kangerlussuaq. La expedición, patrocinada por el programa ‘Al filo de lo Imposible’, durará 10 días y en ella participan dos equipos en otros tantos vehículos, entonces bautizados como ‘catamaranes polares’.

Los cuatro miembros de la expedición (Ramón Larramendi, Juan Manuel Naranjo, Juanito Oyarzábal y Juan Vallejo) y todo el material son trasladados por un helicóptero hasta el ‘inlandis’, a 2.800 metros de altitud. Cada catamarán pesa unos 450 kilos y miden unos 450 centímetros de largo por dos metros de ancho. Ya el primer día, logran navegar a 30 km/h, pero enseguida surgen problemas de rotura de las cometas y las cuerdas que sirven para manejarlas se convierten en auténticas marañas. Los dos catamaranes se separan y tardan horas en encontrarse en mitad de una ventisca que les tiene parados tres días, por lo que deciden viajar todos en un solo catamarán para evitar nuevas separaciones.

Pese a que continuamente tienen que parar para coser las cometas o desenredar las cuerdas, un fuerte viento dirección sur- norte les permite completar etapas de 60, 70 y de hasta 90 kilómetros al día en un terreno que es muy plano, sin grandes grietas ni obstáculos. El último día llegan a recorrer 160 kms en menos de 10 horas de navegación, un auténtico vuelo que muestra sus posibilidades, pero también hace conscientes a los expedicionarios de los peligros que conlleva la velocidad.

El viaje pone de manifiesto algunos de los problemas que no se habían detectado en Canadá y los Pirineos: que hay que mejorar la calidad de las cometas para que no se rasguen, que hay que evitar que  la posición del piloto puede acarrearle lesiones en la espalda dado el empuje del viento, que debe usarse la misma tienda que va sobre el trineo para dormir y que tanto el catamarán como sus mandos deben ser más grandes, entre otros asuntos menores. Por todo ello, se decide cancelar la travesía a la Antártida que ya rondaba en la cabeza de Larramendi y del equipo de ‘Al filo de lo Imposible’ para ese mismo otoño. Hay que desarrollar mejor la técnica.

Finalmente, los cuatro expedicionarios, 10 días después de su salida, son recogidos por un helicóptero en Kangerlussuaq, en la costa oeste de Groenlandia.

En resumen, han recorrido los 600 kilómetros en 32 horas de viaje efectivas, una media de 20 kms/hora que suponen toda una revolución en el mundo de las travesías polares, y con un récord nunca antes alcanzado: en una etapa de tres horas recorrieron 92 kilómetros.  Además, se ha demostrado que mientras uno de los tripulantes maneja las cometas, el otro puede descansar en la tienda que se coloca en la parte trasera del catamarán. De esta manera, turnándose en la conducción del catamarán se han podido hacer etapas largas cuando el viento soplaba en la dirección adecuada.