Soñando con el 'WindSled Weekly' en medio del hielo

Soñando con el ‘WindSled Weekly’ en medio del hielo

IGNACIO OFICIALDEGUI

Las horas en el Trineo de Viento en las que no estamos reparando, haciendo agujeros en la nieve o descansando… nos reunimos para hablar del WindSled Weekly, una publicación semanal internacional a la que estamos suscritos la mayoría de los windsleders del mundo. Como imaginaréis tiene poca tirada. Todos la recibimos puntualmente en nuestros trineos.

En realidad hay otras, como el Vanity Sled o el Catabatic Journal, pero es ‘prensa rosa’ y  sus páginas están llenas de reportajes de moda de uniformes, colores de las cometas, anuncios de viajes tropicales… Los que solo buscamos hacer kilómetros, pasar frío de una manera ordinaria y recoger muestras de nieve, rayos cósmicos y microorganismos del aire yendo en contra de los vientos predominantes, preferimos el Weekly.

Cada número de la revista comienza  con un editorial del director, en el que hace un repaso de las ultimas tendencias en los grandes plateaux polares del mundo: la existencia de vientos catabaticos, los rituales en boga para invocar a los sastrugis, el número de hornillos que se estila encender dentro de la tienda de campaña. En fin, grandes marcos referenciales. Después de unos anuncios de botellas de plástico de refrescos vacías, termos o polvos de sabores para el agua, viene algún artículo secundario sobre alguna reciente expedición de algunos windsleders con alguna foto. La verdad es que siempre ponen la misma foto, pero me gusta porque siempre descubro algún matiz diferente. En el Trineo de Viento discutimos acaloradamente sobre quienes son de la imagen, tan tapados ellos. Yo creo que cada uno deberíamos llevar siempre la ropa de un color diferente al de los demás, pero es difícil. Bastante nos cuesta ya ponernos la que se supone que es la nuestra. Por cierto, en este reportaje el redactor se la juega: como se le cuele un decimal de segundo erróneo en las coordenadas, tiene a toda la comunidad encima.
Luego mas anuncios: espumas de colchones para hacerse botas, cintas americanas que prometen pegar pese al frío, liofilizados que prometen no picar horrores, bolsas de basura para ponerse en los pies para que no huelan… Y por fin el Top five equipment review, uno de los apartados que mas espero cada semana. Es donde se repasan los mejores y mas baratos guantes que se pueden encontrar en los “chinos”. El nivel es tan alto, pues estas noticias indican hasta sus combinaciones con diferentes parkas y pantalones. Sin duda, China acapara el mercado mundial de este producto para expediciones.
Navajas enanas, que no cortan,  de las que no hay quien las abra (ni siquiera sin guantes), se llevan la foto central y el más profundo análisis. Los machetes gigantes están desfasados. Se enganchaban por todos los lados. En este tipo de herramienta, Francia domina el mercado con modelos muy inmanejables y peligrosos que hasta ahora no se habían valorado lo suficiente. Sus las navajas puntúan al máximo a la hora de coger mantequilla: se pringa todo el mango sin excepción. En el último WindSleder Weekly venía lo más innovador en menaje: el windsleder siempre olvida algo para depositar la comida y las herramientas para llevársela a la boca, lo que está consolidando la función del resultón tapón de termo, y vienen pegando muy fuerte los culos de botellas de plástico y tapers. El número uno en el ránking de menaje es, desde hace 180 semanas, la cuerda de tendedero de ropa. Siguen surgiendo nuevos usos y colores que la revista está obligada a actualizar por su relevancia.

En el artículo central, no me voy a extender, pues se trata sólo de una introducción a la revista. Como casi en cada número, Esta lo firma un tal Ramón Larramendi. Larramendi comparte con los lectores una reflexión muy personal, profunda y meditada, sobre los futuros tamaños de las cometas. Vislumbra un crecimiento exponencial de su superficie ,que propiciará el poder aprovechar vientos más débiles y de direcciones más desafortunadas. Después de varios párrafos ininteligibles para los neófitos, el autor concluye que esa cometas más que ser una solución a los problemas actuales, proporcionan la base para poder utilizar trineos más grandes y más pesados, profetizando y llevando nuestra actividad a un bucle de capacidad de arrastre de seres y cosas que sólo será comparable a la capacidad de los Hércules del ejército americano. Por los entresijos de sus frases, Ramón también abre líneas de investigación sobre la solución a las “indeterminaciones” en el número de vagones y las líneas de tiro de aprovechamiento troposferico, un tema muy polémico dadas las limitaciones que podrían imponer las autoridades de aviación internacionales.

Un artículo con contenido científico cierra el semanal. Un ligero divertimento de 10 páginas sin ilustración alguna nos introduce en la disciplina de la captura, en marcha, de rayos cósmicos, muones, y otras partículas subatómicas que por lo visto solo viven por debajo de los 30 grados bajo cero. En papel más grueso, continúa con el boletín para nuevos subscriptores. Esta vez una oferta de 5 años, 270 números más especiales, en la que te obsequian con un kit de agujas, carrete de hilo de seda, cinta americana, fusibles  y un antifaz con tu nombre para poder dormir, sin que antes te lo quiten.

La contraportada se dedica a intercambio, compraventa de equipación; recetas con liofilizados y puré de patata de copos; coordenadas de grietas, estaciones meteorológicas y Clean Air Sectors que respetar cuando un windsleder pasa cerca de algunas bases científicas. Ah, y se ofrecen cupones: por 50, que estamos reuniendo, envían una botella de licor danés con el que celebrar llegadas a “Polos de algo”. Eso es lo que más nos gusta a los WindSleders, los polos, cuanto más lejos y desconocidos mejor.

Creemos tener posibilidades de salir en el próximo número. Hemos subido por primera vez en la historia, y contra todo pronóstico cabal, con un vehículo con dos toneladas y seis personas al punto más alto del glaciar que cubre la mayor isla del planeta. Sólo ayudados de la ENERGIA del viento y del sol, precisamente hemos llegado al punto de origen de los principales vientos árticos, y por lo tanto viajando en contra de ellos. Hemos medido radiación cósmica y variables meteorológicas, y recogido información glaciológica de gran valor. Nos ha costado un gran esfuerzo físico y mental, los propios de la exploración, de abrir nuevas puertas. Ahora intentamos asociarnos a la circulación general del viento y volar hacia la zona de Isortoq, donde encontrarnos con nuevos tripulantes que continúen el viaje y nuestras pesquisas.

Por cierto, muchas gracias a quienes nos recibieron en la base SUMMIT por ese trato inmejorable. Una pena no habernos podido quedar mas días compartiendo experiencias con ellos.

Me parece que llaman desde la tienda. ¡Hoy es lunes! A ver si salimos guapos en las fotos del Weekly.

Ignacio Oficialdegui es uno de lo seis tripulantes del Trineo de Viento