Los secretos de la base antártica Plateau Station

Los secretos de la base antártica Plateau Station

En marzo de 1964, la Fundación Nacional de Ciencia de los EEUU y el cuerpo de ingenieros militares propusieron conjuntamente la construcción de una nueva base y aeródromo en la meseta antártica central, tanto como una estación de observación meteorológica, como una base de apoyo logístico para travesías al Polo Sur desde la Tierra de la Reina Maud: la Plateau Station. l 13 de diciembre de 1965, el primer equipo de construcción de seis personas desembarcaba en el lugar elegido y un año después (enero de 1966), el nuevo edificio de la base quedó preparado.

Ubicada a 79.25 grados S, 40.5 grados E, y a una altitud de 3624 metros, es el lugar por el que pasa la expedición Antártida Inexplorada 2018-2019, aunque lleva ya 50 años cerrada. Las dificultades de acceso, debido al coste de llegar hasta ella, la hicieron inviable. «Con nuestro Trineo de Viento podríamos haber recogido perfectamente datos en discos duros que serían muy útiles», señala desde el lugar, vía satélite, Ramón Larramendi.

En realidad, se esperaba que la estación fuera un lugar de interés para estudios meteorológicos, de la atmósfera superior y de geofísica. Allí se habían registrado algunas de las temperaturas más frías  (de hasta -73,2ºC) , dado que era 150 metros más alta que la base soviética en Vostok, aunque no alcanzó nunca los valores de ésta última, y siguió siendo la estación antártica de mayor altitud ocupada en  el invierno hasta la apertura de la estación Dome Fuji (a 3810 m) en 1995. Equipos de de ocho personas ocupaban la base durante las temporadas invernales:  cuatro efectivos de la marina y cuatro científicos.

Los edificios de la base fueron ensamblados a partir de cinco unidades prefabricadas llevadas por aviones con esquís: cuatro unidades forman el edificio principal, que es 8×25 metros; y una más pequeña cabaña a 300 metros. Dos generadores diesel de 75 kW proporcionaban la energía. Además, se construyó na pista de 3.500 m en el hielo  para el transporte aéreo, así como una torre meteorológica de 32 m de alto para monitorear la capa de inversión térmica del aire por encima de la nieve de la Antártida.

El propósito principal de la base era la observación solar, dada la gran altitud, el aire claro, y la distancia más corta en relación con el sol durante el verano austral. Pero se encontró que la base también proporciona una oportunidad única para observar los fenómenos meteorológicos inusuales. Allí hubo estudios de micro-meteorología, de absorción de la luz en los polos, mediciones sobre la energía reflejada en la atmósfera superior o sobre geomagnetismo.

Pero también hubo problemas. En julio de 1966, durante el mantenimiento programado de un generador, el que había de reserva también se  descompuso y dejó el campamento sin calefacción ni electricidad. Sin el calor de estos generadores, el diésel podría gelificarse por el frío extremo, por lo que hubiera sido muy difícil reiniciar los generadores ese invierno. Afortunadamente, había un refugio de emergencia con un tercer generador, que pudo ser utilizado, no sin un trabajo muy complicado. Estos problemas de suministro energético continuaron; a veces fallaba y otras se sobrecargaba, causando estragos en el equipo científico. En el invierno de 1968, una oleada de energía, unida a un posterior fallo destruyeron gran parte del equipamiento, así que finalmente la base fue abandonada. A destacar que el 29 de octubre de 1966 los habitantes del campamento experimentaron un severo terremoto de hielo que bajó la altitud a la que estaban un centímetro. También sufrían cambios biológicos: tenían menos leucocitos debido a la falta de estímulos inmunológicos en un medio ambiente estéril.

Respecto a la recepción de expediciones, tampoco fue muy eficaz. Tan sólo recibió dos expediciones japonesas y dos americanas: la South Pole–Queen Maud Land Traverse (SPQMLT II y SPQMLT III). Esta míticas expediciones a la zona oriental de la Antártida recorrieron entre 1.300 y 1.500 kms cada una

El 22 de diciembre de 2007 , la Travesía Científica Noruega-Estadounidense a la Antártida Oriental visitó la base abandonada y entró en los edificios, encontrando que estaba casi intacta. Desde entonces, no hay noticias de que nadie haya vuelto a pasar por este inexplorado lugar…. Hasta la llegada de la expedición española.