Los científicos polares españoles apoyan el Trineo de Viento

Los científicos polares españoles apoyan el Trineo de Viento

El Trineo de Viento ya se está integrando en  la comunidad polar española, como ha quedado de manifiesto en el IX Simposio de Estudios Polares celebrado en Madrid los días 5, 6 y 7 de septiembre en la sede central del CSIC. Un total de 170 investigadores polares, tanto en el Ártico como en la Antártida, durante tres jornadas han puesto en común la ciencia que están desarrollando en ambos territorios y en varias ocasiones el eco-vehículo polar ha salido a relucir como parte fundamental de algunos proyectos, en el pasado y de cara a la expedición antártica que realizará a finales del presente año, pero también con los ojos puestos en el futuro.

Ramón Larramendi con Jerónimo López, presidente del comité organizador del Simposio.

El simposio, que no se celebraba desde 2011, ha sido la ocasión de compartir las diferentes experiencias, con la visita de algunos extranjeros ilustres, como Jane Francis (directora del British Antarctic Survey) y Julian Gutt y Karsten Gohl (ambos del Alfred Wegener Institute de Alemania), pero sobre todo ha sido un hervidero de contactos y un espacio en el que se han planteado temas tan controvertidos como el papel de la ciencia polar ártica, la necesidad o no de contar con un instituto polar, los problemas para divulgar ciencia y socializarla y las necesidades que tienen los investigadores polares para ampliar el espectro de sus trabajos, hoy fundamentalmente centrados en las dos bases antárticas.

La aceptación de un póster científico del Trineo de Viento por parte de l0s organizadores ha permitido al proyecto tener un espacio en el que explicar sus posibilidades, pero es que además éstas han salido a relucir en al menos tres conferencias científicas, la impartidas por Antonio Quesada, científico y secretario general del Comité Polar Español, Jordi Dachs del IDAEA-CSIC y Miguel Angel de Pablo, de la Universidad de Alcalá de Henares, cuyo proyecto viajará a la Antártida en el eco-vehículo polar.

Miguel Angel de Pablo explica su proyecto, con la colaboración del Trineo de Viento.

Este proyecto también estuvo presente en algunas mesas redondas. En la mesa ‘Conexión Ántártida-Ártico’, moderada por Rosa M. Tristán, Andrés Barbosa, gestor del programa polar, animó a los investigadores a incluir el eco-vehículo diseñado por Ramón Larramendi en sus proyectos con estas palabras. «Si hay demanda, acabará por ser una infraestructura más (dentro del programa polar español)», si bien señaló que esa demanda  «debe generarse». Otros científicos, como Miguel Angel de Pablo, apuntaron posteriormente que «una vez que el Trineo de Viento se incorpore como una opción más, aumentará la demanda científica» para su utilización. Este convencimiento parte de un dato clave: amplía exponencialmente el área de investigación en el que mueven los investigadores polares y a un coste asumible en un país que de otro modo no podría plantearse una expedición científica polar como la que el equipo de Trineo de Viento realizará a finales de este año.

Larramendi, en una de las mesas de debate, quiso tantear nivel general, ante un foro que es objetivamente el más interesado en su vehículo eólico, qué futuro se vislumbra para el  Trineo de Viento. Y la respuesta desde el escenario la dio el veterano científico antártico Miguel Ramos, de la Comisión de Ciencias Criosféricas: «Puede ser una plataforma como otra cualquiera con la ventaja de que nos permitirá introducir, vía remota, nuevas opciones de hacer ciencia con poco presupuesto donde ahora no estamos, además de que puede interesar a otros países. Si se considera como una plataforma, desde luego que habrá demanda para su utilización», aseguró.

También Jerónimo López, presidente del comité organizador del Simposio y representante de España en el SCAR (Comité Científico para la Ciencia Antártica), indicó a Larramendi cómo su eco-vehículo ya comienza a ser conocido en los foros de la investigación polar a nivel internacional.

El equipo de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Aemet, probando un dispositivo que viajará en el Trineo de Viento a la Antártida.

De hecho, en el transcurso de estos tres días,  fueron numerosos los científicos que mostraron su interés en conocer las posibilidades del Trineo de Viento para futuros proyectos y cómo desarrollar su colaboración. Su promotor dejó claro a todos ellos que su objetivo no es hacer ‘clientes’ sino que este ‘laboratorio móvil polar’ sea considerado como una infraestructura más a disposición de la ciencia española e internacional, al igual que lo son las bases polarews o el buque Hespérides.

En el simposio también se pusieron de manifiesto las diferencias existentes entre la investigación antártica y la ártica, dado que para trabajar en el Ártico los científicos deben buscarse a nivel individual sus alianzas, enfrentándose a dificultades y costes diferentes a los que viajan a las bases de la Antártida. «Sale más caro», apuntaron. El Trineo de Viento, que ha realizado siete expediciones a Groenlandia, y que permitiría ofrecer desde España a otros países una infraestructura móvil capaz de recorrer miles de kilómetros, podría abaratar mucho los costes, como dejó claro Larramendi a muchos de los presentes.

Ramón Larramendi interviene en la mesa redonda sobre «Perspectivas Futuras de la Investigación Polar».

Larramendi, compartiendo con la investigadora polar Ana Justel.

Jane Francias, directora del British Antarctic Survey, en el simposio polar.