Expedición Acciona Antártica 2011-2012

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En 2011 el Trineo de Viento participa en una nueva expedición científica para poner a pruebas sus inmensas posibilidades de convertirse en un vehículo alternativo en las regiones polares, coincidiendo con el centenario de la llegada al Polo Sur Geográfico de las primeras expediciones: la del noruego Roald Amundsen, que culminó la aventura con éxito, y la del británico Robert Scott, que falleció con su grupo en el intento. En esta ocasión, el objetivo es recorrer 3.500 kilómetros sin paradas, sin avituallamiento exterior, sin emisiones contaminantes. Para demostrar su valía para la ciencia, en este nuevo viaje realizarán tres proyectos científicos.

El equipo lo conforman en esta ocasión Ramón Larramendi, Ignacio Oficialdegui, Javier Selva y Juan Pablo Albar. Salen en 1 de diciembre de 2011 hacia Sudáfrica, desde donde el día 6 de ese mes vuelan hasta la Antártida, a Novo. El día 8 ya están en el ‘plateau’ antártico con todo el equipo. Enseguida comienzan el montaje del trineo, lo que requiere hacer  750 nudos para atar sus piezas a 32 grados bajo cero.  Están a 70 km de la base noruega de Troll y a casi 3.000 metros de altitud. Los primeros días deben esperar a que el tiempo mejore, mientras aprovechan para montar el trineo y comprobar cámaras y satélites.

Para esta ocasión, al diseño se ha incorporado un quinto raíl y se ha desdoblado en dos el trineo: un módulo como locomotora, del que tiran las cometas, y otro detrás con una tienda de campaña especialmente diseñada para la ocasión, que no se desmonta en todo el recorrido, planchas de teflón de alto peso molecular y travesaños de diferentes materiales (fibra de vidrio, aluminio, maderas varias como iroco, fresno, meranti, etcétera) para probar cuáles responden mejor sobre el terreno. También aumenta el número de cometas hasta 20; son  LWP9, con un sistema diferente de fabricación que se testará también durante la expedición.

LA SALIDA

Vientos de más de 100 kms/h no favorecen la situación los primeros días de la expedición, cuando avanzan con mucha lentitud por el ‘plateau’. Hay que tener paciencia.

Finalmente, el 18 de diciembre la situación mejora y pueden comenzar a navegar a buen ritmo utilizando cometas de 30 y 10 metros cuadrados. El día 20, ya logran recorrer 140 kilómetros en una jornada, haciendo turnos de 10 horas, con descansos de cuatro para dormir y comer. Son turnos de dos personas que permiten sacar 20 horas efectivas cada día.

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Pero el tiempo en la Antártida es muy variable y las tormentas se suceden, lo que obliga a parar y a continuos cambios de las cometas según su tamaño. El día 23, Nochebuena, ya se encuentran a 850 kilómetros de su punto de salida, 250 kilómetros de un solo tirón sin paradas.

DIFICULTADES DEL TERRENO

El ritmo se interrumpe el día 28 porque entran en una zona de sastrugis, que causa algunos problemas en el Trineo. En esa zona navegan con una cometa pequeña de 8 metros cuadrados y menos de un kilo de peso, pero que es capaz de arrastrar 1.250 kilos.  La media, de momento, es de 110 kms por jornada, así que el día 30 apenas les faltan 300 kms para llegar al Polo Sur Geográfico.

Llega al Polo Sur Geográfico.

Llega al Polo Sur Geográfico.

En cansancio acecha a los cuatro expedicionarios. Debido a las grandes olas de hielo que se suceden sobre el terreno, no pueden descansar en condiciones cuando les toca el turno de reposo.

El 1 de enero de 2012, finalmente,  tras 2.200 km. de travesía recorridos en 19 días y 12 horas, llegan al Polo Sur Geográfico. Latitud: 90º – Longitud: 0º. El lugar más meridional de la Tierra. Donde confluyen todos los horarios. El equipo español de Acciona Antártida es el primero en llegar a este punto con un primer vehiculo movido por el viento.  A la satisfacción de haber llegado a esta meta se une que durante la última jornada, maratoniana, han batido  un récord de 310 kms sin paradas. Cuando llegan al Polo, navegan con una gran cometa (82 metros cuadrados) a 20 kms/h.

LLEGADA AL POLO SUR

En este punto se encuentra la base norteamericana Amundsen-Scott, una instalación que costó 173 millones de dólares en la que pasan el invierno 50 personas. Los científicos de la base se acercan a conocer el Trineo de Viento, incluida la directora de la base durante el siguiente invierno austral, sorprendida con las capacidades del proyecto español.

 

Base Amundsens-Scott-, en el Polo Sur Geográfico.

Base Amundsens-Scott-, en el Polo Sur Geográfico.

El día 4 de enero, finalmente, reanudan la travesía, en la que aún quedan 1.300 km, en los que hay zonas con ‘escarpments’, zonas de pronunciada cuestas abajo con muchas grietas. Enseguida vuelven a aparecer los sastrugis,pero el trineo, gracias a la flexibilidad de su diseño, logra superarlos sin grandes complicaciones. Más problemas da el viento, que continuamente varía en su dirección e intensidad en las próximas jornadas.

ÚLTIMOS KILÓMETROS

A partir del día 13, la ruta entra en una zona con un fuerte descenso de altitud, hasta que bajan por debajo de los 2.000 metros y la temperatura sube hasta menos 17ºC. Comienzan a verse las primeras montañas, pero aunque faltan sólo unos 600 kms y el avance es lento debido a los impresionantes sastrugis que parecen romper el trineo. Asombrosamente, yendo a baja velocidad, el vehículo resiste los embates.

A medida que avanzan los días, se instala la rutina: 9 horas de travesía para cada equipo de dos personas, una hora de cambio de turno y cinco horas para reparaciones del trineo, cenar y desayunar y derretir nieve.

Finalmente, a las 11.30 horas 16 de enero de 2012, tras una última jornada de 300 kilómetros sin paradas, en 36 horas, llegan a su destino, las proximidades de Patriot Hills, donde les recogerá en unas horas la avioneta que les conducirá primero hasta la base Unión Glacier y posteriormente hasta territorio chileno. En este último tirón, el viento favorable les permitió avanzar más de 170 km el día 15 y, el dia 16, en un sprint de ocho horas sumar otros 125 km para llegar a las proximidades de Patriot Hills.

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LLEGADA

En total, han recorrido 3.500 km en 34 días de viaje en un vehículo que ha vuelto a demostrar su funcionalidad, que ha sido mejorado en su rendimiento hasta el punto de que ha llegado a su meta sin sufrir un gran deterioro, a diferencia de lo que ocurrió tan solo cinco años antes. Un trineo eólico gracias al cual se han podido recoger valiosas muestras científicas que ayudarán a conocer mejor el interior de la Antártida.

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