El Trineo de Viento, el primer vehículo eólico para las regiones polares diseñado en el mundo, tiene su cuna en una empresa dedicada a los kayak en plena meseta castellana. Se trata de Fun Run Kayak, una marca famosa por la calidad de sus diseños, fundada y dirigida por Javier de la Puente en el municipio de Fresnillo de las Dueñas, a pocos kilómetros de Aranda de Duero (Burgos).
Hasta allí se han desplazado los expedicionarios Ramón Larramendi y Juan Manuel Viu para preparar el Trineo antes de la expedición Circunnavegación Groenlandia 2014, un viaje nunca antes realizado por el interior del hielo que iniciarán el próximo mes de mayo. El objetivo ha sido trabajar con el experto arandino en el diseño de nuevos travesaños que rebajen el peso que debe arrastrar el viento polar, pero sin que por ello pierdan fortaleza y flexibilidad.
Desde que Larramendi comenzó a pergeñar el proyecto, se puso en contacto con De la Puente, uno de los más prestigiosos diseñadores, por su capacidad para innovar y ofrecer la mejor calidad, sin abandonar por ello el carácter artesanal. De la Puente creó Fun Run Kayak hace hace casi 25 años, cuando decidió aunar sus dos pasiones: el mundo del kayak y el campo de los materiales compuestos.
Juntos, pasaron mucho tiempo dando vueltas a los primeros prototipos del vehículo, más parecidos a un catamarán que a un trineo. Y juntos hicieron las primeras pruebas en los Pirineos y en Canadá.
Desde entonces, no han dejado de investigar alternativas que el explorador polar ha probado en el terreno, pero que salieron de los 1.000 metros cuadrados de instalaciones que tiene Fun Run en Fresnedillo. Allí se han diseñado y fabricado los nuevos materiales para los travesaños, que se pondrán a prueba en el Trineo de Viento, entre otras innovaciones, durante el viaje de 5.000 kilómetros a Groenlandia.
Paralelamente, en las costas de Levante, los hermanos González, que tiene en marcha la emperesa Show Kites, de diseño y fabricación de cometas, han realizado importantes mejoras en lo que son el auténtico ‘motor’ eólico del trineo. El propio Larramendi, antes de la partida a Groenlandia, viajó a la costa para probar su capacidad de arrastre.
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