Circunnavegación Groenlandia 2014

Mapa

En la primavera de 2014, el explorador polar Ramón Larramendi y su equipo realizaron una nueva expedición jamás realizada por el ser humano en Groenlandia, la isla más grande del mundo y aún hoy una de las menos conocidas. Un viaje en el que recorrieron 4.300 kilómetros en tan solo 49 días sin dejar huella de carbono por donde pasaban.

En esta ocasión, el objetivo fue una ruta circular en el interior de la masa de hielo a bordo del Trineo de Viento. Más de 4.000 kilómetros en los que demostraron las posibilidades del único vehículo eólico del mundo para convertirse en un ‘laboratorio móvil’ polar.

Se trataba de una ruta geográfica pionera en la que volvieron a poner a prueba el vehículo, una aventura científica que de nuevo batía récords. Para empezar, la tripulación se encontró con vientos muy distintos, no siempre a favor, lo que les generó muchas dificultades pero les ayudó a comprobar la técnica que ya se ha utilizado en viajes anteriores.

Además, recogieron cada 100 kilómetros muestras de hielo y nieve para analizar sus perfiles y comprobar su temperatura y densidad; asimismo se acercaron a la base científica y militar Dye-3, en el corazón de Groenlandia, que está abandonada desde hace 25 años.

La expedición, que se puso en marcha el 6 de mayo de 2014, cuando hay luz solar prácticamente las 24 horas del día. Los expedicionarios hacían turnos de pilotaje para estar en marcha el mayor tiempo posible durante los 49 días que duró este nuevo reto de la exploración española. Los anteriores expedicionarios (Lonnei Dupre y John Hoelscher) que lo intentaron con medios de transporte no contaminantes (trineos con perros y kayak) tardaron cinco años, entre 1997 y 2001. 

La tripulación estuvo compuesta por cinco personas, miembros del Proyecto Trineo de Viento y técnicos colaboradores. Junto al jefe de la expedición, Ramón Larramendi, participaron Manuel Olivera, Eusebio Beamonte, la danesa Karin Moge Bojsen y el groenlandés Hugo Svenson.

El viaje comenzó en el sur/oeste groenlandés, en las cercanías de Kangerlussuaq, por donde accedieron al ‘indlandsis’ (masa de hielo). Allí pusieron rumbo al norte, hacia la región de Thule, un recorrido en el que inviertieron 16 días. El 22 de mayo dieron la vuelta al trineo para iniciar el regreso por la zona este de la isla, la más inexplorada, pasando por las cercanías de Narsaq. Durante muchos días, experimentaron las dificultades que supone atravesar una de las zonas más inhóspitas e inexploradas del planeta.

Cercanías de Ilulissat, de donde parte la expedición.

Cercanías de Kangerlussuaq, de donde parte la expedición.

El Trineo de Viento, con  numerosas innovaciones, logró soportar bien las complicadas ventiscas que se encontraron en su ruta. El diseño hizo posible que las averías en este vehículo sostenible pudieran irse solventando cada día, una tarea en la que invertían muchas horas cuando la falta de energía eólica les impedía avanzar.

Decenas de bidones de combustibles fósiles en medio del hielo en Groenlandia.

Bidones de combustible contaminante, en las bases científicas groenlandesas.

Como en anteriores ocasiones, los expedicionarios, al reto explorador y medioambiental, sumaron el científico: cada 100 kilómetreos recogían muestras de aire y de nieve, en este caso gracias a un talado especial, que a su regreso han sido entregadas a investigadores del Instituto Pirenáico de Ecología del CSIC . Los datos les serán útiles en estudios sobre cambio climático en los últimos 20.000 años (analizan los isótopos de la nieve recogida a un metro de profundidad) y sobre sustancias contaminantes.

En la travesía, los tripulantes del Trineo de Viento tuvieron que soportar temperaturas de hasta menos 30º centígrados, pero todos los soportaron perfectamente y llegaron a Kangerlussuaq el 23 de junio, después de ser recogidos por un helicóptero en las cercanías de la localidad.

Desde España, colaboraron con la expedición Juan Manuel Viu y Rosa M. Tristán.

Fue nueva aventura que puede sentar las bases de una nueva forma de conocer y comprender las tierras polares sin dejar huella.